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Hechos 13:20-34 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

20. Todo esto duró unos cuatrocientos cincuenta años. Después los guió por medio de caudillos hasta la época del profeta Samuel.

21. Luego solicitaron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis. Era Saúl miembro de la tribu de Benjamín, y reinó durante cuarenta años.

22. Después Dios lo destituyó y les puso como rey a David, acerca del cual manifestó: He encontrado que David, hijo de Jesé, es un hombre de mi agrado, que cumplirá todo cuanto quiero.

23. Y Dios, de acuerdo con su promesa, hizo surgir de su linaje un salvador para Israel, Jesús.

24. Previamente Juan, como precursor, proclamó un bautismo que sirviera como señal de conversión para todo el pueblo israelita.

25. Próximo ya el final de su carrera, decía Juan: «¿Quién piensan ustedes que soy? Por supuesto no el que esperan, pues ni siquiera soy digno de desatar el calzado a quien viene después de mí».

26. Hermanos, los que son descendientes de Abrahán y los que, sin serlo, viven entre ustedes rindiendo culto a Dios: vean que a nosotros se nos ha confiado este mensaje de salvación.

27. Los ciudadanos de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús y lo condenaron, cumpliendo así los anuncios de los profetas, que todos los sábados se leen en la sinagoga.

28. Y sin hallar en él causa alguna de muerte, lo entregaron a Pilato para que mandara ajusticiarlo.

29. Y cuando llevaron a cabo todo lo que estaba escrito sobre él, lo bajaron del madero y lo depositaron en un sepulcro.

30. Pero Dios lo resucitó triunfante de la muerte.

31. Él después se apareció durante un buen número de días a quienes lo habían acompañado desde Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.

32. En cuanto a nosotros, estamos aquí para anunciarles la buena nueva referente a la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados,

33. y que ahora ha cumplido en favor de nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo; hoy te he engendrado.

34. Que Dios lo resucitó triunfante de la muerte, de modo que jamás pueda ya experimentar la corrupción, está así afirmado en la Escritura: Les cumpliré las firmes promesas que hice a David.

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