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Hebreos 12:12-23 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

12. Así pues, ármense de valor y no se dejen vencer por el cansancio,

13. y encaminen sus pasos por senderos llanos para que el pie cojo no sufra una nueva torcedura, sino que pueda, más bien, sanar.

14. Procuren estar en paz con todos y llevar una vida de consagrados; sin ello nadie verá al Señor.

15. Manténganse vigilantes para que nadie quede privado de la gracia de Dios; para que ninguna planta dañina, capaz de perturbar y emponzoñar a toda una multitud, crezca entre ustedes;

16. para que nadie viva entregado a la lujuria o a una conducta irreligiosa como Esaú, que, por un solo plato de comida, cedió sus derechos de primogénito.

17. Más tarde, como saben, quiso recibir en herencia la bendición, pero en vano; aunque lo suplicó entre lágrimas, ya no pudo cambiar lo que había hecho.

18. Ustedes no se han acercado a una montaña de esta tierra. No han tenido que enfrentarse a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta;

19. tampoco al clamor de la trompeta o al sonido de aquellas palabras que, al oírlo, hizo suplicar a los israelitas que no les hablara Dios.

20. Y es que les resultaba intolerable lo que se les había prescrito: Cualquiera que ponga el pie en la montaña, aunque se trate de un animal, morirá apedreado.

21. Era tan estremecedor el espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: Estoy aterrorizado y lleno de miedo.

22. Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a la multitud festiva de los ángeles,

23. a la asamblea de quienes han sido inscritos como primeros ciudadanos de los cielos, a Dios que es juez de todos, a los espíritus de los que, habiendo vivido rectamente, han alcanzado la meta,

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