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Hebreos 10:26-37 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

26. Porque si después de haber conocido la verdad continuamos pecando intencionadamente, ¿qué otro sacrificio podrá perdonar los pecados?

27. Solo queda la temible espera del juicio y del fuego ardiente que está presto a devorar a los rebeldes.

28. Si uno quebranta la ley de Moisés y dos o tres testigos lo confirman, es condenado a muerte sin compasión.

29. Pues ¡qué decir de quien haya pisoteado al Hijo de Dios, haya profanado la sangre de la alianza con que fue consagrado y haya ultrajado al Espíritu que es fuente de gracia! ¿No merece un castigo mucho más severo?

30. Conocemos, en efecto, a quien ha dicho: A mí me corresponde tomar venganza; yo daré a cada uno según su merecido. Y también: El Señor es quien juzgará a su pueblo.

31. ¡Tiene que ser terrible caer en las manos del Dios viviente!

32. Recuerden aquellos días, cuando ustedes apenas acababan de recibir la luz de la fe y tuvieron ya que sostener un encarnizado y doloroso combate.

33. Unos fueron públicamente escarnecidos y sometidos a tormentos; otros de ustedes se hicieron solidarios con los que así eran maltratados.

34. Se compadecieron ustedes, efectivamente, de los encarcelados y soportaron con alegría que los despojaran de su bienes, seguros como estaban de tener al alcance unos bienes más valiosos y duraderos.

35. No pierdan, pues, el ánimo. El premio que les espera es grande.

36. Pero es preciso que sean constantes en el cumplimiento de la voluntad de Dios, para que puedan recibir lo prometido.

37. Falta poco, muy poco, para que venga sin retrasarse el que ha de venir.

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