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Gálatas 2:8-19 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. El mismo Dios que ha hecho a Pedro apóstol para los judíos, me ha hecho a mí apóstol para los paganos.

9. Así que Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas de la Iglesia, reconocieron que Dios me había confiado esta misión, y nos tendieron la mano a Bernabé y a mí en señal de acuerdo: ellos llevarían el mensaje evangélico a los judíos y nosotros a los paganos.

10. Únicamente nos pidieron que nos acordásemos de ayudar a los pobres, cosa que he procurado cumplir con todo esmero.

11. Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me encaré abiertamente con él, porque no procedía como es debido.

12. El caso es que al principio no tenía reparo en comer con los cristianos de origen no judío. Pero llegaron algunos pertenecientes al círculo de Santiago, y entonces Pedro comenzó a distanciarse y a evitar el trato con los no judíos, como si tuviera miedo a los partidarios de la circuncisión.

13. Semejante actitud de fingimiento arrastró tras sí a los demás judíos e incluso al mismo Bernabé.

14. Viendo, pues, que su proceder no se ajustaba a la verdad del mensaje evangélico, eché en cara a Pedro delante de todos: «Tú, que eres judío, te has comportado como si no lo fueras adaptándote a los paganos; ¿cómo quieres ahora obligar a los no judíos a comportarse como judíos?».

15. Nosotros somos judíos de nacimiento, no pecadores venidos del paganismo.

16. Estamos convencidos, sin embargo, de que Dios restablece en su amistad* al ser humano por medio de la fe en Jesucristo y no por el mero cumplimiento de la ley. Así que hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, a fin de que Dios nos restablezca en su amistad por medio de esa fe y no por cumplir la ley. Pues, por el mero cumplimiento de la ley, nadie será restablecido por Dios en su amistad.

17. Por otra parte, si, al buscar que Cristo nos restablezca en la amistad de Dios, nosotros resultamos ser pecadores, ¿significará esto que Cristo está al servicio del pecado? ¡De ningún modo!

18. Lo que sí es cierto es que si lo que un día demolí, ahora lo reconstruyo, estoy con ello demostrando que entonces fui culpable.

19. Fue la misma ley la que me condujo a romper con ella a fin de vivir para Dios, crucificado juntamente con Cristo.

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