Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Apocalipsis 22:9-18 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

9. Pero él me dijo:—¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos los profetas, como todos los que prestan atención al mensaje de este libro. A Dios debes adorar.

10. Y añadió:—No mantengas en secreto el mensaje profético de este libro, pues la hora definitiva está al caer.

11. Ya casi da igual que el pecador siga pecando, que el manchado se manche aún más, que el bueno se haga mejor y que el consagrado a Dios se entregue aún más a él.

12. Estoy a punto de llegar y voy a recompensar a cada uno conforme a su conducta.

13. Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.

14. ¡Dichosos* los que han decidido lavar sus vestiduras para tener acceso al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad a través de sus puertas!

15. ¡Fuera, en cambio, los depravados, los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todos cuantos hacen de la mentira el programa de su vida!

16. Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a cada una de las iglesias para que sea testigo de todos estos acontecimientos. Yo que soy vástago y estirpe de David y astro radiante de la mañana.

17. El Espíritu y la Esposa claman:—¡Ven!Y el que escucha, diga:—¡Ven!Que venga también el sediento y, si lo desea, se le dará gratis agua de vida.

18. A todo el que escuche el mensaje profético de este libro, solemnemente le advierto: Si añade algo, Dios hará caer sobre él las calamidades consignadas en este libro.

Leer capítulo completo Apocalipsis 22