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Apocalipsis 21:5-20 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

5. El que estaba sentado en el trono anunció:—Voy a hacer nuevas todas las cosas.Y añadió:—Palabras verdaderas y dignas de crédito son estas. ¡Escríbelas!

6. Finalmente, me dijo:—¡Ya está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.

7. Al vencedor le reservo esta herencia: yo seré su Dios y él será mi hijo.

8. Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los asesinos, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los embaucadores están destinados al lago ardiente de fuego y azufre, es decir, a la segunda muerte.

9. Uno de los siete ángeles que llevaban las siete copas con las siete últimas calamidades, se acercó a mí y me dijo:—¡Ven! Quiero mostrarte la novia, la esposa del Cordero.

10. Me llevó, pues, en visión a una montaña altísima. Allí me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo enviada por Dios,

11. resplandeciente de gloria divina. Su brillo era como el de una piedra preciosa deslumbrante, como el del jaspe cristalino.

12. Su muralla era alta y maciza, y doce ángeles custodiaban sus doce puertas, en las que estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel.

13. Tres puertas daban al oriente y tres al norte; tres al sur y tres al occidente.

14. La muralla se asienta sobre doce pilares, que tienen grabados los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15. El ángel que hablaba conmigo tenía una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus murallas.

16. La ciudad estaba edificada sobre una planta cuadrada: igual de larga que de ancha. El ángel midió la ciudad con la vara, y resultaron doce mil estadios. Lo mismo medía de largo, de ancho y de alto.

17. Luego midió la muralla, que resultó de ciento cuarenta y cuatro codos; todo ello según las medidas humanas utilizadas por el ángel.

18. Toda la muralla era de jaspe, y la ciudad, de oro puro semejante a límpido cristal.

19. Los pilares sobre los que se asentaba la muralla de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer pilar era de jaspe; el segundo de zafiro; el tercero de calcedonia; el cuarto de esmeralda;

20. el quinto de sardonio; el sexto de cornalina; el séptimo de crisólito; el octavo de berilo; el noveno de topacio; el décimo de crisopasa; el undécimo de jacinto, y el duodécimo de amatista.

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