1. En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos cuando se manifieste como rey, te suplico encarecidamente
2. que proclames el mensaje e insistas tanto si parece oportuno como si no lo parece. Argumenta, reprende y exhorta echando mano de toda tu paciencia y competencia en enseñar.
3. Porque vendrán tiempos en que no se soportará la auténtica enseñanza, sino que, para halagar el oído, quienes escuchan se rodearán de maestros a la medida de sus propios antojos,
4. se apartarán de la verdad y darán crédito a los mitos.