1. ¿Me disculparán ustedes si digo algún que otro desatino? Estoy seguro de que sí.
2. Los quiero tanto que me abrasan unos celos a lo divino, pues los he desposado con un solo marido presentándolos a Cristo como si ustedes fueran una virgen pura.
3. Pero tengo miedo; lo mismo que la serpiente sedujo con su astucia a Eva, temo que pervierta sus pensamientos apartándolos de una sincera y limpia entrega a Cristo.
4. De hecho, si alguno viene y les anuncia a otro Jesús distinto del que les hemos anunciado, o pretende que reciban un Espíritu distinto del que recibieron o un mensaje evangélico distinto del que abrazaron, ¡ustedes lo aceptan tan a gusto!
5. ¡Pues no creo valer menos yo que esos superapóstoles!
6. Admito que carezco de elocuencia, pero no me faltan conocimientos; bien que se lo he demostrado a ustedes en las más diversas ocasiones y circunstancias.
7. ¿Estará mi culpa en haberles anunciado de balde el mensaje evangélico de Dios, rebajándome yo para encumbrarlos a ustedes?
8. Para dedicarme al servicio de ustedes acepté subsidios de otras iglesias, y tuve la sensación de que las explotaba.
9. Pasé apuros estando entre ustedes, pero a nadie fui gravoso; los hermanos que vinieron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Y si en todo momento me preocupé de no serles gravoso, me seguiré preocupando.