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2 Corintios 1:5-16 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

5. Porque, si bien es cierto que como cristianos no nos faltan sufrimientos, no lo es menos que Cristo nos colma de consuelo.

6. Si nos toca sufrir es para que redunde en consuelo y salvación de ustedes; si recibimos consuelo, es para que también ustedes se animen a soportar los mismos sufrimientos que nosotros soportamos.

7. Tiene, pues, una sólida base nuestra esperanza con respecto a ustedes, por cuanto sabemos que si comparten nuestros sufrimientos, habrán de compartir también nuestro consuelo.

8. Quiero, hermanos, que tengan cumplida información de las dificultades por las que he tenido* que pasar en la provincia de Asia. Me vi abrumado de tal modo y tan por encima de mis fuerzas, que hasta perdí la esperanza de seguir viviendo.

9. Pero si llegué a considerar la sentencia de muerte como algo inevitable, eso me enseñó a no confiar en mí mismo, sino en Dios que resucita a los muertos.

10. Fue él quien me libró de tan graves peligros de muerte; y continuará librándome, pues he puesto en él la esperanza de que así lo hará.

11. Cuento para ello con la ayuda de sus oraciones; de esta manera, siendo muchos los que han contribuido a que Dios me conceda su favor, otros tantos serán los que den gracias a Dios por causa de mí.

12. Si de algo nos sentimos orgullosos es de que la conciencia nos asegura que nuestro comportamiento con todo el mundo, y particularmente con ustedes, ha estado presidido por la sencillez y la franqueza que Dios inspira; es decir, ha sido fruto del favor divino y no del humano saber.

13. No hay, pues, segundas intenciones en mis cartas. Y espero que ustedes comprendan del todo

14. lo que ya en parte han comprendido, a saber, que el día en que Jesús, nuestro Señor, se manifieste, ustedes serán motivo de orgullo para nosotros y nosotros lo seremos para ustedes.

15. Tan convencido estaba yo de todo esto, que tenía decidido visitarlos los primeros y hacerles así el obsequio de una doble visita.

16. Pasaría por Corinto en ruta hacia Macedonia, y desde Macedonia regresaría de nuevo a Corinto para que fueran ustedes quienes me encaminaran a Judea.

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