Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

1 Corintios 15:6-19 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

6. Después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, de los cuales algunos han muerto, pero la mayor parte vive todavía.

7. Se apareció después a Santiago, y de nuevo a todos los apóstoles.

8. Finalmente, como si se tratara de un hijo nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí,

9. que soy el más pequeño entre los apóstoles y que no merezco el nombre de apóstol, por cuanto perseguí a la Iglesia de Dios.

10. Pero la gracia divina ha hecho de mí esto que soy; una gracia que no se ha malogrado en cuanto a mí toca. Al contrario, me he afanado más que todos los otros; bueno, no yo, sino la gracia de Dios que actúa en mí.

11. De cualquier modo, sea yo, sean los demás, esto es lo que anunciamos y lo que ustedes han creído.

12. Y bien, si se proclama que Cristo ha resucitado, venciendo a la muerte, ¿cómo andan diciendo algunos de ustedes que los muertos no resucitarán?

13. Si los muertos no han de resucitar, es que tampoco Cristo ha resucitado.

14. Y si Cristo no ha resucitado, tanto nuestro anuncio como la fe que ustedes tienen carecen de sentido.

15. Es más, resulta que somos testigos falsos de Dios, por cuanto hemos dado testimonio contra él al afirmar que ha resucitado a Cristo, cosa que no es verdad si se da por supuesto que los muertos no resucitan.

16. Porque si los muertos no resucitan, es que no ha resucitado Cristo.

17. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes carece de valor y aún siguen ustedes hundidos en el pecado.

18. En consecuencia también habremos de dar por perdidos a los cristianos que han fallecido.

19. Si todo cuanto esperamos de Cristo se limita a esta vida, somos las personas más dignas de lástima.

Leer capítulo completo 1 Corintios 15