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1 Corintios 11:22-34 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

22. ¿Pero es que no tienen sus casas para comer y beber? ¡Ya se ve que aprecian bien poco la asamblea cristiana y que no les importa poner en evidencia a los más pobres! ¿Qué esperan que les diga? ¿Acaso que los felicite? ¡Pues no es precisamente como para felicitarlos!

23. Por lo que a mí toca, les he transmitido una tradición que yo recibí del Señor; a saber: que Jesús, el Señor, la noche misma en que iba a ser entregado, tomó pan,

24. dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo que entrego por ustedes; hagan esto en memoria de mí».

25. Después de cenar, tomó igualmente la copa y dijo: «Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que beban de ella, háganlo en memoria de mí».

26. Y, de hecho, siempre que comen de este pan y beben de esta copa, están proclamando la muerte del Señor, en espera de que él venga.

27. Por lo mismo, quien come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, se hace culpable de haber profanado el cuerpo y la sangre del Señor.

28. Examine, pues, cada uno su conciencia antes de comer del pan y beber de la copa,

29. porque quien come y bebe* sin advertir de qué cuerpo se trata, come y bebe su propio castigo.

30. Ahí tienen la causa de no pocos de sus achaques y enfermedades, e incluso de bastantes muertes.

31. ¡Ah, si nos hiciésemos la debida autocrítica! Entonces escaparíamos del castigo.

32. De cualquier modo, si el Señor nos castiga, es para corregirnos y para que no seamos condenados junto con el mundo.

33. Por tanto, hermanos míos, al reunirse para comer la cena del Señor, espérense unos a otros.

34. Si alguien tiene hambre, que coma en su casa, para que las reuniones no sean objeto de censura. Los demás problemas los solucionaré cuando vaya.

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