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1 Corintios 11:20-34 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

20. El caso es que en sus propias asambleas ya no es posible comer la Cena del Señor,

21. pues cada uno empieza comiendo la comida que ha llevado, y así resulta que mientras uno pasa hambre, otro está borracho.

22. ¿Pero es que no tienen sus casas para comer y beber? ¡Ya se ve que aprecian bien poco la asamblea cristiana y que no les importa poner en evidencia a los más pobres! ¿Qué esperan que les diga? ¿Acaso que los felicite? ¡Pues no es precisamente como para felicitarlos!

23. Por lo que a mí toca, les he transmitido una tradición que yo recibí del Señor; a saber: que Jesús, el Señor, la noche misma en que iba a ser entregado, tomó pan,

24. dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo que entrego por ustedes; hagan esto en memoria de mí».

25. Después de cenar, tomó igualmente la copa y dijo: «Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que beban de ella, háganlo en memoria de mí».

26. Y, de hecho, siempre que comen de este pan y beben de esta copa, están proclamando la muerte del Señor, en espera de que él venga.

27. Por lo mismo, quien come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, se hace culpable de haber profanado el cuerpo y la sangre del Señor.

28. Examine, pues, cada uno su conciencia antes de comer del pan y beber de la copa,

29. porque quien come y bebe* sin advertir de qué cuerpo se trata, come y bebe su propio castigo.

30. Ahí tienen la causa de no pocos de sus achaques y enfermedades, e incluso de bastantes muertes.

31. ¡Ah, si nos hiciésemos la debida autocrítica! Entonces escaparíamos del castigo.

32. De cualquier modo, si el Señor nos castiga, es para corregirnos y para que no seamos condenados junto con el mundo.

33. Por tanto, hermanos míos, al reunirse para comer la cena del Señor, espérense unos a otros.

34. Si alguien tiene hambre, que coma en su casa, para que las reuniones no sean objeto de censura. Los demás problemas los solucionaré cuando vaya.

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