3. y contesté al rey:—¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no voy a estar triste si la ciudad donde se hallan los sepulcros de mis antepasados está desolada y sus puertas devoradas por el fuego?
4. —¿Qué necesitas? —me preguntó el rey.Entonces yo me encomendé al Rey de los cielos
5. y contesté al rey:—Si le parece correcto a su majestad y aprecia a este su siervo, envíeme a Judá, a la ciudad donde están los sepulcros de mis antepasados, y la reedificaré.
6. El rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, me preguntó:—¿Cuánto durará tu viaje y cuándo vas a regresar?Le propuse un plazo que le pareció bien y me dejó partir.