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Jueces 18:11-26 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

11. Así pues, el clan de los danitas —unos seiscientos hombres bien armados— partió de Sorá y Estaol.

12. Subieron y acamparon en Quiriat Jearín, en Judá. Por eso, todavía hoy, se llama aquel lugar el Campamento de Dan. Está detrás de Quiriat Jearín.

13. De allí se dirigieron a la montaña de Efraín y llegaron a la casa de Micá.

14. Los cinco hombres que habían estado previamente explorando la tierra, tomaron la palabra y dijeron a sus hermanos:—¿No saben que en esta casa hay un efod, unos terafín, una imagen y un ídolo de metal fundido? Piensen, pues, lo que han de hacer.

15. Fueron allá y entraron en la casa de Micá, donde estaba el joven levita, y le dieron el saludo de paz.

16. Mientras los seiscientos hombres danitas con sus armas de guerra permanecían en el umbral de la puerta,

17. los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra entraron en la casa y se apropiaron de la imagen, el efod, los terafín y el ídolo de fundición. Entretanto, el sacerdote estaba en el umbral de la puerta con los seiscientos hombres armados.

18. Aquellos, pues, que habían entrado en la casa de Micá, se apropiaron de la imagen, el efod, los terafín y el ídolo de fundición. El sacerdote les dijo:—Pero ¿qué están haciendo?Le contestaron:

19. —Calla, cierra la boca y ven con nosotros. Serás nuestro padre y nuestro sacerdote. ¿O prefieres ser sacerdote de la casa de un particular a ser sacerdote de una tribu y de un clan de Israel?

20. Se alegró con ello el corazón del sacerdote, tomó el efod, los terafín y la imagen y se fue en medio de la tropa.

21. Reemprendieron el camino, colocando en cabeza a las mujeres, los niños, los rebaños y los objetos de valor.

22. Estaban ya lejos de la casa de Micá, cuando los de las casas vecinas a la casa de Micá dieron la alarma y salieron en persecución de los danitas.

23. Al oír los gritos de los perseguidores, los danitas miraron hacia atrás y dijeron a Micá:—¿Qué te sucede? ¿Por qué gritas así?

24. Respondió:—Me han quitado mi dios, el que yo me había hecho, y me han arrebatado a mi sacerdote. Se marchan sin dejarme nada y encima me dicen: «¿Qué te sucede?».

25. Los danitas le contestaron:—Calla de una vez, no sea que algunos de los nuestros pierdan la paciencia y arremetan contra ustedes, con lo que tú y tu familia perderían la vida.

26. Los danitas siguieron su camino. Micá, por su parte, viendo que eran más fuertes, se volvió a su casa.

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