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Jueces 13:8-22 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. Manóaj invocó al Señor de esta manera:—Te ruego, Señor, que el hombre de Dios que has enviado venga otra vez a vernos y nos instruya sobre lo que tenemos que hacer con el niño cuando nazca.

9. Dios escuchó a Manóaj y el ángel de Dios se le presentó otra vez a la mujer cuando estaba ella sentada en el campo. Su marido Manóaj no estaba con ella.

10. La mujer corrió enseguida a informar a su marido:—Mira, aquel hombre que vino a verme el otro día, se me ha aparecido.

11. Manóaj se levantó y, siguiendo a su mujer, llegó donde estaba el hombre y le dijo:—¿Eres tú el que ha hablado con esta mujer?Él respondió:—Yo soy.

12. Le dijo Manóaj:—Cuando tu palabra se cumpla, ¿cuál deberá ser el estilo de vida y la conducta del niño?

13. El ángel del Señor respondió a Manóaj:—Deberá abstenerse de todo lo que indiqué a esta mujer.

14. No probará nada de lo que procede de la vid, no beberá vino ni bebida fermentada, ni comerá nada impuro; así observará todo lo que le he mandado.

15. Manóaj dijo entonces al ángel del Señor:—Por favor, permanece un poco más con nosotros y te prepararemos un cabrito.

16. Porque Manóaj no sabía que era el ángel del Señor. Pero el ángel del Señor dijo a Manóaj:—Aunque me obligues a quedarme, no probaré tu comida. Pero, si quieres, prepara un holocausto y ofréceselo al Señor.

17. Manóaj preguntó entonces al ángel del Señor:—¿Cómo te llamas, para que, cuando se cumpla tu palabra, te lo podamos agradecer?

18. El ángel del Señor le respondió:—¿Por qué me preguntas el nombre? Es misterioso.

19. Manóaj tomó el cabrito y la ofrenda y se lo ofreció sobre la roca en holocausto al Señor, el que actúa misteriosamente, mientras Manóaj y su mujer lo contemplaban.

20. Cuando la llama se elevó desde el altar hacia el cielo, el ángel del Señor subió en la llama. Manóaj y su mujer, que lo estaban contemplando, cayeron rostro en tierra.

21. Al desaparecer el ángel del Señor de la vista de Manóaj y de su mujer, Manóaj comprendió que era el ángel del Señor.

22. Y dijo Manóaj a su mujer:—Seguro que vamos a morir, porque hemos visto a Dios.

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