Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Josué 24:24-33 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

24. El pueblo respondió a Josué:—Rendiremos culto al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.

25. Aquel día, selló Josué una alianza con el pueblo, dándole preceptos y normas en Siquén.

26. Josué escribió estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Acto seguido, tomó una gran piedra y la erigió allí, al pie de la encina que hay en el santuario del Señor.

27. Y dijo Josué a todo el pueblo:—Miren, esta piedra será testigo contra nosotros, pues ha oído todas las palabras que el Señor nos ha dicho; será también testigo contra ustedes para que no renieguen de su Dios.

28. Y Josué despidió al pueblo, regresando cada uno a su heredad.

29. Después de estos acontecimientos, murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

30. Fue sepultado en el término de su heredad, es decir, en Timná Séraj, que está al norte del monte Gaás, en la zona montañosa de Efraín.

31. Israel rindió culto al Señor durante toda la vida de Josué y de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que conocían las hazañas que el Señor había hecho en favor de Israel.

32. Los huesos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron enterrados en Siquén, en la parcela que había comprado Jacob a los hijos de Jamor, padre de Siquén, por cien monedas de plata, y que pasó a ser propiedad de los descendientes de José.

33. También murió Eleazar, hijo de Aarón; lo sepultaron en Guibeá, ciudad adjudicada a su hijo Finés, en la montaña de Efraín.

Leer capítulo completo Josué 24