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Jeremías 36:10-25 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

10. Una vez en el Templo, Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías, desde la sala de Guemarías, hijo del canciller Safán, en el patio superior, a la entrada de la Puerta Nueva del Templo, en presencia de toda la gente.

11. Miqueas, hijo de Guemarías y nieto de Safán, oyó todas las palabras del Señor que habían sido leídas.

12. Entonces bajó al palacio real, a la sala del canciller, y encontró allí reunidos a los dignatarios: al canciller Elisamá, a Delaías, hijo de Semaías; a Elnatán, hijo de Acbor; a Guemarías, hijo de Safán; a Sedecías, hijo de Jananías, y al resto de dignatarios.

13. Miqueas les transmitió todas las palabras que había oído leer a Baruc en presencia del pueblo.

14. Entonces los dignatarios enviaron donde Baruc a Jehudí, hijo de Netanías, y a Selemías, hijo de Cusí, con este mensaje para Baruc: «Toma el rollo que has leído en presencia del pueblo y tráenoslo personalmente». Baruc, hijo de Nerías, les llevó el rollo.

15. Ellos le dijeron:—Siéntate y léelo ante nosotros.Y Baruc lo leyó ante ellos.

16. Cuando oyeron el texto que contenía, se asustaron y decidieron que tenían que comunicar todo aquello al rey.

17. Le preguntaron a Baruc:—Dinos cómo has escrito este texto.

18. Baruc les respondió:—Él me suele dictar todo y yo lo escribo en el libro.

19. Dijeron los dignatarios a Baruc:—Vete y ocúltate junto con Jeremías, y que nadie sepa dónde están.

20. Después acudieron al rey, por el patio interior, tras haber guardado el rollo en la sala de Elisamá, el canciller, y contaron al rey todo lo sucedido.

21. El rey mandó a Jehudí en busca del rollo. Lo trajo de la sala del canciller Elisamá y lo leyó ante el rey y todos los dignatarios que se ponían junto al rey.

22. Como era el mes noveno, el rey estaba en la residencia de invierno, y tenía delante un brasero encendido.

23. Cada vez que Jehudí leía tres o cuatro columnas del rollo, el rey hacía un corte con el cortaplumas del canciller y tiraba al brasero la parte ya leída, hasta que todo el rollo acabó en el fuego del brasero.

24. Pero el rey y los ministros que escuchaban aquel texto ni se asustaron ni rasgaron sus vestiduras.

25. Elnatán, Delaías y Guemarías habían insistido al rey pidiéndole que no quemara el rollo, pero no les había hecho caso.

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