Capítulos

  1. 1
  2. 2
  3. 3
  4. 4
  5. 5
  6. 6
  7. 7
  8. 8
  9. 9
  10. 10
  11. 11
  12. 12
  13. 13
  14. 14
  15. 15
  16. 16
  17. 17
  18. 18
  19. 19
  20. 20
  21. 21
  22. 22
  23. 23
  24. 24
  25. 25
  26. 26
  27. 27
  28. 28
  29. 29
  30. 30
  31. 31
  32. 32
  33. 33
  34. 34
  35. 35
  36. 36
  37. 37
  38. 38
  39. 39
  40. 40
  41. 41
  42. 42
  43. 43
  44. 44
  45. 45
  46. 46
  47. 47
  48. 48
  49. 49
  50. 50
  51. 51
  52. 52

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jeremías 35 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

La tradición recabita

1. Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor en tiempos de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá:

2. —Vete donde están los recabitas*, habla con ellos, tráelos a una de las salas del Templo del Señor y ofréceles vino.

3. Traje conmigo a Jazanías, hijo de Jeremías y nieto de Abasinías, a sus parientes, a todos sus hijos y a la familia entera de los recabitas.

4. Los llevé al Templo del Señor, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Jigdalías, el hombre de Dios, la sala que está junto al salón de los dignatarios y encima de la sala de Maasías, hijo de Salún, el portero.

5. Puse ante los recabitas varias copas llenas de vino y les dije que bebieran.

6. Ellos respondieron:—No bebemos vino, pues Jonadab, hijo de nuestro antepasado Recab, nos impuso esta norma: «Nunca beberán vino, ni ustedes ni sus hijos;

7. no construirán casas, ni sembrarán, ni plantarán viñas. Pasarán su existencia en tiendas, de modo que vivan muchos años sobre la tierra en la que son forasteros».

8. Nosotros hemos obedecido a Jonadab, hijo de nuestro antepasado Recab, en todo lo que nos mandó. Por eso nunca bebemos vino, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas;

9. no construimos casas para habitarlas ni tenemos viñas ni campos para sembrar;

10. y habitamos en tiendas, obedeciendo y haciendo todo lo que nos mandó nuestro antepasado Jonadab.

11. Pero, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el país, nos dijimos: «Vamos a Jerusalén para huir del ejército caldeo y del ejército arameo», y nos establecimos en Jerusalén.

12. Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:

13. —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿Nunca van a aprender la lección y a hacer caso a mis palabras? —oráculo del Señor—.

14. Jonadab, hijo de Recab, mandó a sus hijos que no bebieran vino y, cumpliendo su mandato, no lo han probado hasta el día de hoy. Ellos obedecieron el mandato de su antepasado, pero a mí, que les he hablado sin descanso, ustedes no me han hecho caso.

15. Les envié una y otra vez a mis siervos los profetas con este mensaje: «Que cada cual abandone su mala conducta y mejore sus acciones, y no vayan tras dioses extranjeros para darles culto, de ese modo habitarán la tierra que les di a ustedes y a sus antepasados». Pero no prestaron atención ni me hicieron caso.

16. Los hijos de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron el mandato que les dio su antepasado, pero este pueblo no es capaz de hacerme caso.

17. Por eso, así dice el Señor, Dios del universo, Dios de Israel: Voy a traer contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén todas las desgracias que les anuncié, pues les hablé y no escucharon, los llamé y no respondieron.

18. Y Jeremías dijo a la familia de los recabitas:—Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Ustedes han obedecido el mandato de su antepasado Jonadab, han cumplido sus preceptos y han actuado conforme a lo que les ordenó.

19. Pues bien, así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Nunca faltará un descendiente a Jonadab, hijo de Recab, que esté día tras día a mi servicio.