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Jeremías 32:5-21 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

5. y has dicho que se llevarán a Sedecías a Babilonia, donde permanecerá hasta que el Señor —según su palabra— se ocupe personalmente de él, y que, aunque luchemos contra los caldeos, no vamos a conseguir nada.

6. Jeremías le había respondido:—Yo he recibido la palabra del Señor en estos términos:

7. Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a decirte: «Compra mi campo de Anatot, porque tuyo es el derecho de rescatarlo mediante compra».

8. Pues bien, tal como había dicho el Señor, mi primo Janamel vino a verme al patio de la guardia y me dijo: «Compra mi campo de Anatot, en territorio de Benjamín, pues tú tienes el derecho de adquisición y de rescate; cómpramelo». Yo me di cuenta de que se trataba de la palabra del Señor.

9. Así que compré el campo de Anatot a mi primo. El dinero que pesé ascendía a diecisiete siclos de plata.

10. Firmé el contrato y lo sellé en presencia de los testigos, y pesé la plata en la balanza.

11. Después tomé el contrato de compra, ya sellado, con el acuerdo y las condiciones, y una copia abierta.

12. A continuación entregué el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Majsías, en presencia de mi primo Janamel, de los testigos que habían firmado el contrato y de los judaítas que estaban en el patio de la guardia.

13. En presencia de todos, di esta orden a Baruc:

14. —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Toma estos contratos de compra, el que está sellado y la copia abierta, y mételos en un recipiente de loza, para que se conserven durante mucho tiempo.

15. Pues así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Se volverán a comprar casas, campos y viñas en esta tierra.

16. Después de entregar el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías, oré al Señor así:

17. —¡Ay, Señor mi Dios! Tú eres quien ha hecho el cielo y la tierra con gran poder y brazo extendido. Nada te resulta imposible.

18. Aunque pones de manifiesto tu amor por generaciones, castigas la culpa de los padres en sus descendientes. Eres un Dios grande y poderoso: ¡Te llamas Señor del universo!

19. Tus proyectos son soberbios, magníficas tus acciones; tus ojos advierten la conducta humana y pagas a cada uno conforme a sus obras, según merecen sus acciones.

20. Hiciste signos y prodigios en el país de Egipto, en Israel y entre todas las gentes, y te has ganado un renombre que dura hasta hoy.

21. Sacaste a tu pueblo Israel del país de Egipto con signos y prodigios, con mano dura y brazo extendido, y con gran terror.

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