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Jeremías 32:24-38 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

24. En estos momentos los taludes llegan a la ciudad para conquistarla, y la ciudad está condenada a caer en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Lo que anunciaste ha tenido lugar; tú mismo lo estás viendo.

25. ¿Cómo, pues, me dices, Señor Dios, que compre el campo delante de testigos, cuando la ciudad está siendo entregada a los caldeos?

26. Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:

27. —Yo soy el Señor, Dios de todo viviente; ¿crees que algo me resulta imposible?

28. Por eso, así dice el Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la conquistará.

29. Los caldeos que la atacan vendrán y prenderán fuego a esta ciudad, y la quemarán junto con las casas sobre cuyas terrazas se quemaban ofrendas de incienso a Baal y se hacían libaciones a dioses extranjeros, con el ánimo de irritarme.

30. Porque los israelitas y los judaítas hacen desde su juventud lo que me parece mal, me han irritado con sus obras —oráculo del Señor—.

31. Esta ciudad ha provocado mi ira y mi cólera desde el día en que la construyeron hasta hoy, hasta el punto de tener que apartarla de mi vista,

32. debido a todas las maldades que cometieron israelitas y judaítas para irritarme; y no solo el pueblo llano, sino también sus reyes, dignatarios, sacerdotes y profetas, la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén.

33. Me dieron la espalda, que no la cara; yo los instruía continuamente, pero no escuchaban ni aprendían la lección.

34. Metieron sus ídolos abominables en el Templo que lleva mi nombre, profanándolo.

35. Construyeron santuarios a Baal en el valle de Ben Hinón, para pasar a fuego a sus hijos e hijas en honor a Moloc, algo que no les había ordenado ni me había pasado por la imaginación. Con esas abominaciones hicieron pecar a Judá.

36. Pues ahora, así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad de la que dicen que ha sido entregada en manos del rey de Babilonia mediante la espada, el hambre y la peste:

37. Voy a reunirlos de todos los países adonde los dispersé con ira, con cólera y con rabia incontrolada. Los haré volver a este lugar y lo habitarán tranquilos.

38. Serán mi pueblo y yo seré su Dios.

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