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Jeremías 32:2-14 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

2. Por aquel entonces las fuerzas del rey de Babilonia estaban asediando Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la guardia, en el palacio del rey de Judá.

3. Lo había encarcelado Sedecías, rey de Judá, con esta acusación:—Tú has profetizado que el Señor va a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia para que la conquiste,

4. y que Sedecías, rey de Judá, no escapará de manos de los caldeos, pues será entregado sin remedio en manos del rey de Babilonia, con quien hablará directamente y a quien podrá ver cara a cara;

5. y has dicho que se llevarán a Sedecías a Babilonia, donde permanecerá hasta que el Señor —según su palabra— se ocupe personalmente de él, y que, aunque luchemos contra los caldeos, no vamos a conseguir nada.

6. Jeremías le había respondido:—Yo he recibido la palabra del Señor en estos términos:

7. Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a decirte: «Compra mi campo de Anatot, porque tuyo es el derecho de rescatarlo mediante compra».

8. Pues bien, tal como había dicho el Señor, mi primo Janamel vino a verme al patio de la guardia y me dijo: «Compra mi campo de Anatot, en territorio de Benjamín, pues tú tienes el derecho de adquisición y de rescate; cómpramelo». Yo me di cuenta de que se trataba de la palabra del Señor.

9. Así que compré el campo de Anatot a mi primo. El dinero que pesé ascendía a diecisiete siclos de plata.

10. Firmé el contrato y lo sellé en presencia de los testigos, y pesé la plata en la balanza.

11. Después tomé el contrato de compra, ya sellado, con el acuerdo y las condiciones, y una copia abierta.

12. A continuación entregué el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Majsías, en presencia de mi primo Janamel, de los testigos que habían firmado el contrato y de los judaítas que estaban en el patio de la guardia.

13. En presencia de todos, di esta orden a Baruc:

14. —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Toma estos contratos de compra, el que está sellado y la copia abierta, y mételos en un recipiente de loza, para que se conserven durante mucho tiempo.

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