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Jeremías 2:12-27 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

12. por algo totalmente inútil.¡Espántate, cielo, de esto;pásmate y tiembla aterrado!—Oráculo del Señor—,

13. porque un doble crimencometió mi pueblo:abandonarme a mí,fuente de agua viva,y excavarse pozos,pozos agrietados,que no retienen agua.

14. ¿Era acaso un siervo Israel,alguien nacido en esclavitud?Pues, ¿cómo se ha vuelto presa

15. de leones que rugen en torno,que le lanzan gruñidos?Dejaron su tierra desolada,sus ciudades incendiadas, deshabitadas.

16. Incluso los de Menfis y Tafnevendrán a raparte el cogote.

17. ¿No ves que a esto te conduceel abandono del Señor, tu Dios?

18. ¿Qué buscas ahora camino de Egipto?¿Beber el agua del Nilo?¿Qué buscas camino de Asiria?¿Beber el agua del Éufrates?

19. Tu propia maldad te castigará,tu apostasía te va a escarmentar;recuerda bien que es malo y amargoabandonar al Señor, tu Dios,y no sentir respeto por mí—oráculo de Dios, Señor del universo—.

20. Hace mucho que te has sacudido el yugoy has hecho trizas tus correas diciendo:«No volveré a ser esclavo».Y en toda colina elevada,bajo cualquier árbol frondosote tumbas como una prostituta.

21. ¡Y pensar que yo te plantévid selecta, de cepa noble!¿Cómo te me has hecho extraña,degenerando en viña bastarda?

22. Aunque te laves con sosay uses cantidad de jabón,tu culpa sigue presente ante mí—oráculo del Señor Dios—.

23. ¿Cómo dices: «No estoy contaminada,no he andado detrás de los baales»?¡Mira tu conducta en el valle,reconoce todo lo que has hecho!,camella alocada, sin rumbo,

24. asna habituada al desierto,que en pleno celo ventea.¿Quién controlará su pasión?No se fatiga quien la ansía,siempre la encuentra dispuesta.

25. No dejes tus pies descalzos,no permitas que se seque tu garganta.Pero dices: «Eso sí que no.Estoy enamorada de extranjerosy pienso caminar tras ellos».

26. Como siente vergüenza el ladrón sorprendido,avergonzado quedará Israel:ellos, sus reyes y sus príncipes,también sus sacerdotes y profetas;

27. los que dicen a un leño: «Tú eres mi padre»,y a un trozo de piedra: «Tú me has parido».Me vuelven la espalda, sin mirarme;mas llega el desastre y me dicen:«Ven, sálvanos».

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