Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Isaías 50:2-9 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

2. ¿Por qué cuando vengo no hay nadie,llamo y ninguno responde?¿Es pequeña mi mano para redimir,o no tengo fuerza para salvarlos?Solo con un grito seco el mar*,convierto los ríos en desierto,y muertos de sed por falta de agua,se pudren todos sus peces.

3. Yo visto el cielo de negro,lo cubro con vestido de luto.

4. El Señor Dios me ha dadouna lengua de discípulo,para saber dar al cansadouna palabra de estímulo.Por la mañana estimula mi oídopara que escuche como un discípulo.

5. El Señor Dios me ha abierto el oídoy yo no me he rebelado,ni le he vuelto la espalda.

6. Ofrecí mi espalda a los que me azotaban,mis mejillas a los que mesaban mi barba;y no me tapé la caracuando me insultaban y escupían.

7. Pero el Señor Dios es mi ayuda,por eso no sentía los insultos;por eso endurecí mi cara como piedra,sabiendo que no quedaría defraudado.

8. Mi defensor está cerca,¿quién pleiteará conmigo?Comparezcamos juntos.¿Quién me quiere acusar?Que se acerque a mí.

9. Si tengo al Señor Dios como ayuda,¿quién podrá condenarme?Vean a todos desgastados como ropa,la polilla los ha ido devorando.

Leer capítulo completo Isaías 50