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Éxodo 8:5-19 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

5. Moisés contestó al faraón:—¿Cuándo quieres que interceda por ti, por tus cortesanos y por tu pueblo, para que el Señor retire las ranas de ti y de tu palacio, y se queden tan solo en el río?

6. —Mañana mismo, respondió el faraón.Moisés asintió:—Así se hará, para que reconozcas que no hay nadie como el Señor nuestro Dios.

7. Las ranas se alejarán de ti y de tu palacio, de tus cortesanos y de todo tu pueblo; únicamente encontrarás ranas en el río.

8. Moisés y Aarón salieron de la presencia del faraón, y Moisés suplicó al Señor a propósito de las ranas con que había abrumado al faraón.

9. El Señor accedió a la petición de Moisés y murieron las ranas de las casas, patios y campos.

10. Los egipcios las recogieron y las amontonaron; y un hedor insoportable se extendió por todo el país.

11. Viendo el faraón que se le daba un respiro, se mantuvo intransigente y como había predicho el Señor, no cumplió lo prometido a Moisés y Aarón.

12. El Señor dijo a Moisés:—Manda a Aarón que extienda su vara y golpee con ella el polvo del suelo para que se convierta en mosquitos por todo Egipto.

13. Así lo hicieron. Aarón extendió la vara que tenía en la mano y golpeó el polvo del suelo, el cual se convirtió en una inmensa nube de mosquitos que atacaban a personas y animales. Todo el polvo del suelo de Egipto se transformó en mosquitos.

14. Los magos intentaron hacer lo mismo con sus artes mágicas, pero no lo lograron. Mientras tanto, los mosquitos seguían atacando a personas y animales.

15. Entonces los magos dijeron al faraón:—¡Esto es obra de Dios!Pero el faraón seguía intransigente y no los escuchó, tal como había predicho el Señor.

16. El Señor dijo a Moisés:—Mañana temprano, cuando el faraón se dirija al río, preséntate ante él y dile: «Esto dice el Señor: Deja salir a mi pueblo para que me rinda culto.

17. Porque si no lo dejas salir, yo enviaré sobre ti, sobre tus cortesanos, sobre tu pueblo y tu palacio, tábanos que invadirán las casas de los egipcios, incluso el suelo que pisan.

18. Pero esta vez haré una excepción con la tierra de Gosen, donde habita mi pueblo, de modo que allí no habrá tábanos; así tendrás que reconocer que yo, el Señor, estoy en este país.

19. Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana mismo tendrá lugar esta señal».

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