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Deuteronomio 28:24-38 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

24. El Señor cambiará la lluvia de tu tierra en arena y ceniza que caerán del cielo sobre ti hasta que seas aniquilado.

25. El Señor hará que tus enemigos te derroten. Avanzarás contra ellos en perfecta formación, pero huirás en desbandada. ¡Todos los reinos de la tierra sentirán espanto al verte!

26. Tu cadáver servirá de pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y no habrá quien las ahuyente.

27. El Señor te hará sufrir con úlceras como las de Egipto*, con tumores, sarna y tiña incurables.

28. El Señor también te hará padecer locura, ceguera y delirio,

29. de manera que en pleno día andarás a tientas, como el ciego en la oscuridad. Fracasarás en todo lo que hagas; día tras día serás oprimido; te robarán y nadie acudirá en tu ayuda.

30. Te casarás con una mujer, pero será otro quien se acueste con ella; te construirás una casa, y no llegarás a habitarla; plantarás un viñedo, pero no llegarás a disfrutar de su fruto.

31. Tu buey será degollado ante tus propios ojos y no probarás su carne; te arrebatarán tu asno, estando tú presente, y no te lo devolverán; tus ovejas pasarán a manos de tus enemigos, y nadie te ayudará a recuperarlas.

32. Tus hijos y tus hijas serán entregados a un pueblo extranjero; tú lo contemplarás con desconsuelo, pero nada podrás hacer.

33. Un pueblo desconocido se comerá los frutos de tu tierra y todo el producto de tu trabajo; te explotará y te maltratará sin parar.

34. Y enloquecerás cuando veas con tus propios ojos esas cosas.

35. El Señor te herirá con úlceras purulentas e incurables en las rodillas, en las piernas, desde la planta del pie hasta la coronilla.

36. El Señor hará que tanto tú como el rey que hayas elegido para ser tu soberano, sean deportados a un país que ni tú ni tus antepasados conocieron. Allí rendirás culto a otros dioses, hechos de madera y de piedra.

37. Serás motivo de espanto, de burla y escarnio en todas las naciones a las que te lleve el Señor.

38. Sembrarás abundante semilla en el campo, pero cosecharás una miseria, porque la langosta la devorará.

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