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Deuteronomio 2:7-15 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

7. Porque el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has emprendido, ha protegido tu caminar a través de este inmenso desierto y nada te ha faltado durante estos cuarenta años, porque el Señor tu Dios ha estado contigo».

8. Así pues, seguimos la ruta de la Arabá, que parte de las ciudades de Elat y Esionguéber, y entramos en el territorio de nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que habitan en Seír. Después torcimos y fuimos hacia el desierto de Moab.

9. El Señor también me dijo: Tampoco ataques a Moab ni lo incites a guerrear, porque no te daré nada de su territorio, ya que la región de Ar* se la di en posesión a los descendientes de Lot.

10. (En la antigüedad vivió allí un pueblo fuerte y numeroso; el de los emitas*. Ellos eran tan altos como los anaquitas*.

11. Tanto a ellos como a los anaquitas se los tenía por refaítas*, si bien los moabitas los llamaban emitas.

12. También, en la antigüedad, habitaron en Seír los hurritas, pero los descendientes de Esaú los desalojaron y los aniquilaron, instalándose en su lugar, lo mismo que hizo Israel con la tierra que el Señor le dio en posesión).

13. Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente de Záred. Y así lo hicimos.

14. Los años transcurridos desde que salimos de Cadés Barnea hasta que cruzamos el torrente de Záred fueron treinta y ocho. Para entonces todos los hombres de aquella generación aptos para la guerra habían muerto, tal como se lo había jurado el Señor.

15. El poder del Señor se hizo sentir en medio del campamento hasta que, finalmente, los eliminó por completo.

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