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Deuteronomio 1:30-46 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

30. El Señor su Dios va delante de ustedes y combatirá por ustedes, como ya vieron que lo hizo en Egipto.

31. Y también has visto cómo el Señor tu Dios te conducía a lo largo de todo el camino que han recorrido por el desierto hasta llegar aquí, con el cuidado con que un padre lleva a su hijo».

32. A pesar de eso, ninguno de ustedes confió en el Señor su Dios,

33. que iba delante de ustedes para buscarles dónde acampar. De noche lo hacía en forma de fuego, para que vieran el camino a seguir, y de día los acompañaba en forma de nube.

34. Cuando el Señor escuchó sus murmuraciones, se enojó e hizo este juramento:

35. «Nadie de esta generación perversa verá esta tierra fértil que juré dar a sus antepasados.

36. Solo la verá Caleb, hijo de Jefuné. A él y a sus hijos les daré la tierra que ha explorado, porque él sí ha confiado plenamente en el Señor».

37. También el Señor se enojó conmigo, por culpa de ustedes, y me dijo: «Tampoco tú entrarás en esa tierra.

38. Quien sí entrará es tu ayudante, Josué hijo de Nun. Infúndele valor, porque él será quien haga que Israel posea la tierra.

39. En cuanto a sus niños, que aún no tienen uso de razón —y que ustedes pensaron que acabarían siendo botín de guerra—, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado.

40. En cuanto a ustedes, den media vuelta, regresen al desierto y encamínense de nuevo al mar de las Cañas».

41. Entonces me respondieron diciendo: «Hemos pecado contra el Señor, pero ahora iremos y lucharemos tal como el Señor nuestro Dios nos lo ha mandado». Y se equiparon para la guerra, pensando que era fácil subir a la montaña.

42. Pero el Señor me dijo: «Adviérteles que no suban a pelear si no quieren ser derrotados por el enemigo, porque yo no estaré con ellos».

43. Yo le advertí, pero no me escucharon; se rebelaron contra la orden del Señor y tuvieron la osadía de subir a la montaña.

44. Entonces los amorreos que habitaban las montañas salieron a su encuentro y los hicieron correr como si los persiguiese un enjambre de avispas, y los derrotaron desde Seír hasta Jormá.

45. De vuelta lloraron ante el Señor, pero no los escuchó ni les prestó atención.

46. Por eso tuvieron que permanecer tanto tiempo en Cadés Barnea.

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