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Daniel 3:13-26 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

13. Entonces Nabucodonosor, irritado sobremanera, hizo venir a Sadrac, Mesac y Abednegó. En cuanto los trajeron ante el rey,

14. Nabucodonosor les dijo:—¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abednegó, que ustedes no dan culto a mis dioses ni adoran la estatua de oro erigida por mí?

15. ¿Están ahora dispuestos, en cuanto oigan el sonido de los cuernos, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y demás instrumentos musicales, a postrarse para adorar la estatua que he mandado erigir? Lo digo porque, si no la adoran, serán arrojados al instante al horno ardiente. Y entonces, ¿qué dios será capaz de librarlos de mis manos?

16. Sadrac, Mesac y Abednegó respondieron al rey Nabucodonosor:—De ese asunto no tenemos nada que responder.

17. Si el Dios a quien adoramos puede librarnos del horno ardiente y de tu mano, seguro que nos librará, majestad.

18. Pero, aunque no lo hiciera, puedes estar seguro, majestad, que no daremos culto a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has erigido.

19. Entonces Nabucodonosor, henchido de cólera y con el rostro demudado por la respuesta de Sadrac, Mesac y Abednegó, ordenó que encendiesen el horno siete veces más fuerte que de costumbre,

20. que los soldados más fornidos maniatasen a Sadrac, Mesac y Abednegó y que los arrojasen en el horno ardiente.

21. Estos tres hombres, una vez maniatados, fueron arrojados en medio del horno ardiente con la ropa que llevaban puesta: túnicas, turbantes, mantos y demás vestimenta.

22. Como la orden del rey había sido tan apremiante y el horno estaba al rojo vivo, las llamaradas abrasaron a los hombres que habían llevado a Sadrac, Mesac y Abednegó,

23. mientras los tres jóvenes, Sadrac, Mesac y Abednegó, caían maniatados en medio del horno.

24. Entonces el rey Nabucodonosor se quedó pasmado, se levantó de golpe y preguntó a sus consejeros:—¿No hemos arrojado a las llamas a tres hombres maniatados?Le respondieron:—Cierto, majestad.

25. El rey insistió:—Pues yo estoy viendo cuatro hombres que pasean desatados en medio del fuego, sin quemarse. ¡Y el cuarto tiene todo el aspecto de un hijo de los dioses!

26. Entonces Nabucodonosor se arrimó más a la boca del horno ardiente y gritó:—Sadrac, Mesac y Abednegó, siervos del Dios Altísimo, salgan y vengan.Sadrac, Mesac y Abednegó salieron de en medio del fuego.

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