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2 Samuel 18:18-30 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

18. Absalón se había levantado en vida un monumento en el valle del Rey, pues pensaba: «No tengo un hijo* que conserve mi nombre». Así que puso su nombre al monumento y todavía hoy se denomina Monumento de Absalón.

19. Ajimás, hijo de Sadoc, dijo:—Voy corriendo a llevarle al rey la buena noticia de que el Señor lo ha librado de sus enemigos.

20. Pero Joab le dijo:—Tú no eres el más indicado para llevar hoy la noticia; otro día será. Hoy no darías buenas noticias, porque ha muerto el hijo del rey.

21. Entonces Joab dijo a un cusita:—Ve a comunicar al rey lo que has visto.El cusita hizo una reverencia ante Joab y salió corriendo.

22. Pero Ajimás, el hijo de Sadoc, volvió a insistirle a Joab:—A pesar de todo, déjame que vaya corriendo también yo tras el cusita.Y Joab le dijo:—¿Por qué te empeñas en correr también tú, hijo mío, si no obtendrás ninguna recompensa?

23. Él insistió:—A pesar de todo, quiero ir.Entonces Joab le dijo:—Corre, pues.Ajimás echó a correr por el camino de la llanura y adelantó al cusita.

24. David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al observatorio de la puerta, sobre la muralla, alzó la vista y vio venir a un hombre solo.

25. El centinela gritó para avisar al rey. Y el rey dijo:—Si viene solo es que trae buenas noticias.

26. El centinela vio a otro hombre corriendo y gritó al guardián:—Viene otro hombre corriendo solo.Y el rey dijo:—También ese trae buenas noticias.

27. El centinela dijo:—Por su forma de correr, el primero me parece Ajimás, el hijo de Sadoc.Y David comentó:—Es buena gente, vendrá con buenas noticias.

28. Ajimás se acercó y saludó al rey:—¡Salud!Luego hizo una reverencia al rey inclinando su rostro y añadió:—¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que ha entregado en tu poder a la gente que se había rebelado contra el rey, mi señor!

29. Y el rey le preguntó:—¿Está bien el joven Absalón?Ajimás respondió:—Vi un gran alboroto cuando tu servidor Joab me enviaba, pero no sé lo que era.

30. El rey le dijo:—Apártate y quédate ahí.Él se retiró y se quedó allí.

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