12. Pero el hombre dijo a Joab:—Ni aunque tuviese en la mano diez mil siclos de plata* atentaría yo contra el hijo del rey. Con nuestros propios oídos escuchamos la orden que el rey les dio a ti, a Abisay y a Itay de respetar al joven Absalón.
13. Entonces habría arriesgado mi vida en vano, pues el rey lo descubre todo y tú te habrías quedado al margen.
14. Joab le contestó:—¡No quiero seguir perdiendo el tiempo contigo!Echó mano a tres flechas y las clavó en el corazón de Absalón, que todavía colgaba vivo de la encina.
15. Luego diez muchachos, asistentes de Joab, rodearon a Absalón y lo remataron.