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2 Samuel 18:1-13 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. David pasó revista a sus tropas y designó jefes de millar y jefes de centuria.

2. Luego dividió el ejército en tres tercios: el primero al mando de Joab, el segundo al mando de Abisay, hijo de Seruyá y hermano de Joab, y el tercero al mando de Itay, el de Gat. Y dijo a la gente:—Yo también iré con ustedes.

3. Pero ellos le contestaron:—Tú no debes venir, pues si tenemos que huir, nadie nos prestará atención; y aunque muramos la mitad de nosotros, tampoco nos prestarán atención. Pero tú vales tanto como diez mil de nosotros y es preferible que nos ayudes desde la ciudad.

4. Entonces el rey les dijo:—Haré lo que les parezca mejor.Y se quedó junto a la puerta, mientras todo el ejército salía por grupos de mil y de cien.

5. Luego el rey dio a Joab, a Abisay y a Itay el siguiente encargo:—Traten con respeto al joven Absalón.Y toda la tropa escuchó las órdenes del rey a los capitanes a propósito de Absalón.

6. El ejército salió al campo para enfrentarse a Israel. La batalla tuvo lugar en el bosque de Efraín:

7. allí cayó derrotado el ejército de Israel ante la gente de David. Aquel día sufrió una gran derrota: cayeron doce mil hombres.

8. La lucha se extendió por todo el territorio y aquel día el bosque causó más estragos que la espada.

9. Absalón, montado en un mulo, se encontró de frente con la gente de David y, al pasar el mulo bajo las ramas de una gran encina, se le enredó la cabeza* en la encina y quedó colgando en el aire, mientras el mulo que montaba siguió adelante.

10. Alguien que lo vio informó a Joab:—He visto a Absalón colgando de una encina.

11. Joab dijo al que le traía la información:—Si lo has visto, ¿por qué no lo abatiste allí mismo? Te habría dado diez siclos de plata y un cinturón.

12. Pero el hombre dijo a Joab:—Ni aunque tuviese en la mano diez mil siclos de plata* atentaría yo contra el hijo del rey. Con nuestros propios oídos escuchamos la orden que el rey les dio a ti, a Abisay y a Itay de respetar al joven Absalón.

13. Entonces habría arriesgado mi vida en vano, pues el rey lo descubre todo y tú te habrías quedado al margen.

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