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2 Samuel 15:23-33 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

23. Toda la gente lloraba a gritos mientras iba desfilando. Luego David cruzó el torrente Cedrón por el camino que lleva al desierto, y con él cruzó toda la gente.

24. También estaba Sadoc con todos los levitas que llevaban el Arca de la alianza de Dios. Colocaron el Arca junto a Abiatar, hasta que toda la gente terminó de salir de la ciudad.

25. El rey dijo a Sadoc:—Devuelve el Arca de Dios a la ciudad, que si alcanzo el favor del Señor, él me permitirá volver a ver el Arca y su morada.

26. Pero si manifiesta que no le agrado, estaré dispuesto a que haga conmigo lo que quiera.

27. Y el rey insistió al sacerdote Sadoc:—Mira, regresen en paz a la ciudad junto con sus dos hijos, con tu hijo Ajimás y con Jonatán, el hijo de Abiatar.

28. Y estén atentos, pues yo estaré esperando en los pasos del desierto hasta que me llegue alguna información de ustedes.

29. Sadoc y Abiatar regresaron a Jerusalén con el Arca de Dios y se quedaron allí.

30. Cuando David subía la cuesta de los olivos, iba llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. La gente que lo acompañaba llevaba también la cabeza cubierta y subía llorando.

31. Entonces informaron a David que Ajitófel formaba parte de la conspiración de Absalón, y David suplicó:—Confunde, Señor, los consejos de Ajitófel.

32. Cuando David llegó a la cumbre, lugar donde se daba culto a Dios, le salió al encuentro Jusay, el arquita, con la túnica rasgada y la cabeza llena de tierra.

33. David le dijo:—Si te vienes conmigo, solo serás una carga para mí.

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