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2 Reyes 5:1-13 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre muy apreciado y distinguido por su rey, pues el Señor había dado la victoria a Siria* valiéndose de él. Este hombre, que era un valiente guerrero, tenía lepra.

2. En una de sus incursiones por Israel, una banda de sirios había tomado cautiva a una muchacha que luego había pasado al servicio de la mujer de Naamán.

3. La muchacha dijo a su señora:—Si mi señor fuese a ver al profeta que hay en Samaría, él lo curaría de la lepra.

4. Naamán fue a informar a su rey:—La muchacha israelita me ha dicho esto.

5. El rey de Siria le dijo:—Anda y vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel.Naamán partió, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez vestidos,

6. y entregó al rey de Israel la carta, que decía así: «Con esta carta, te envío a mi general Naamán, para que lo cures de su lepra».

7. Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras y dijo:—¿Acaso soy yo Dios, dueño de la muerte y la vida, para que este me encargue curar a un hombre de su lepra? Analícenlo y comprobarán que lo que él quiere es provocarme.

8. El profeta Eliseo se enteró de que el rey se había rasgado las vestiduras y mandó a decirle:—¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel.

9. Naamán llegó con sus caballos y su carro y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo

10. que le mandó un mensajero a decirle:—Ve a bañarte siete veces en el Jordán y tu carne quedará sana y purificada.

11. Naamán se marchó indignado y murmurando:—Yo pensaba que saldría a recibirme y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios; que me tocaría con su mano y me libraría de la lepra.

12. ¿Acaso no valen más los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, que todas las aguas de Israel? ¿Y no podría haberme bañado en ellos para quedar limpio?Naamán dio media vuelta y se marchó enfurecido.

13. Pero sus servidores se acercaron y le dijeron:—Padre, si el profeta te hubiera mandado algo extraordinario, ¿no lo habrías hecho? Pues con más razón cuando solo te ha dicho que te bañes para quedar limpio.

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