Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Reyes 4:4-12 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

4. Cuando vuelvas, te encierras en casa con tus hijos, empiezas a echar aceite en todas esas vasijas y pones aparte las llenas.

5. La mujer se marchó y se encerró en casa con sus hijos. Ellos le acercaban las vasijas, y ella echaba el aceite.

6. Cuando llenó todas las vasijas, pidió a uno de sus hijos:—Acércame otra vasija.Pero él le dijo:—Ya no quedan más.Entonces se agotó el aceite.

7. La mujer fue a contárselo al profeta y este le dijo:—Ahora vende el aceite, paga a tu acreedor y con el resto podrán vivir tú y tus hijos.

8. Un día Eliseo pasó por Sunán y una mujer rica que vivía allí le insistió para que se quedase a comer. Desde entonces, cada vez que pasaba por allí, se detenía a comer.

9. La mujer dijo a su marido:—Mira, creo que ese que nos visita cada vez que pasa es un profeta santo.

10. Vamos a construirle en la terraza una habitación pequeña con una cama, una mesa, una silla y un candil, para que se aloje en ella cuando venga a visitarnos.

11. Un día que Eliseo llegó allí, subió a la terraza y se acostó en la habitación.

12. Luego dijo a su criado Guejazí:—Llama a esa sunamita.Él la llamó y cuando se presentó ante él,

Leer capítulo completo 2 Reyes 4