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2 Reyes 18:15-33 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

15. Ezequías entregó toda la plata que encontró en el Templo y en el tesoro del palacio real.

16. En aquella ocasión, Ezequías arrancó del Templo del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había recubierto de oro, y se los entregó al rey de Asiria.

17. El rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén al general en jefe, al jefe de eunucos y al copero mayor con un importante contingente de tropas a entrevistarse con el rey Ezequías. Ellos subieron y llegaron a Jerusalén deteniéndose junto al canal de la alberca de arriba, en el camino del campo del Batanero.

18. Llamaron al rey y salieron a recibirlos Eliaquín, hijo de Jelcías, el mayordomo de palacio, acompañado del secretario Sobná y Joaj, hijo de Asaf, que era el canciller.

19. El copero mayor les dijo:—Comuniquen a Ezequías el mensaje del emperador, el rey de Asiria: «¿En qué basas tu confianza?

20. ¿Piensas acaso que la estrategia y el valor militar son meras palabras? ¿En quién confías para osar rebelarte contra mí?

21. Veo que confías en Egipto, ese bastón de caña astillada, que se clava y agujerea la mano de quien se apoya en él. Solo eso es el faraón, el rey de Egipto, para quienes confían en él.

22. Y si ustedes me dicen que confían en el Señor, su Dios, ¿no es ese el Dios cuyos santuarios y altares demolió Ezequías ordenando a Judá y a Jerusalén que solo lo adoraran en el altar de Jerusalén?».

23. Haz, pues, una apuesta con mi señor, el rey de Asiria: te daré dos mil caballos si consigues otros tantos jinetes que los monten.

24. ¿Cómo te atreves a rechazar a uno de los subordinados de mi señor, confiando en que Egipto te va a suministrar carros y jinetes?

25. ¿Crees, además, que he venido a destruir esta ciudad sin el consentimiento del Señor? Ha sido el Señor quien me ha dicho: «Ataca y devasta este país».

26. Eliaquín, el hijo de Jilquías, Sobná y Joaj respondieron al copero mayor:—Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos. No nos hables en hebreo delante de la gente que está en la muralla.

27. Les contestó el copero mayor:—¿Acaso me ha enviado mi señor a comunicar este mensaje solo a tu señor y a ti? También he de transmitirlo a la gente que está en la muralla y que acabará comiendo sus propios excrementos y bebiendo su propia orina junto contigo.

28. Entonces el copero mayor se puso en pie y les dijo en hebreo a voz en grito:—Escuchen el mensaje del emperador, el rey de Asiria,

29. que dice esto: «No se dejen engañar por Ezequías, porque no podrá librarlos de mi mano.

30. Que Ezequías no los haga confiar en Dios, diciendo: Estoy convencido de que el Señor nos salvará y no entregará esta ciudad en poder del rey de Asiria».

31. No hagan caso a Ezequías, sino al rey de Asiria que les dice: «Hagan la paz conmigo y ríndanse a mí; de esa manera cada cual podrá seguir comiendo los frutos de su parra y de su higuera y podrá seguir bebiendo agua de su pozo;

32. luego llegaré yo en persona y los llevaré a una tierra como la de ustedes, una tierra de grano y de mosto, una tierra de mieses y viñas, una tierra de aceite y miel, donde vivirán y no morirán». Pero no hagan caso a Ezequías, pues los engaña diciendo que el Señor los librará.

33. ¿Acaso los dioses de otras naciones los han podido librar del poder del rey de Asiria?

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