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1 Samuel 26:8-14 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. Abisay dijo a David:—Dios pone hoy a tu enemigo en tus manos. Déjame, pues, que lo clave en tierra de una sola lanzada y no habrá que rematarlo.

9. Pero David respondió a Abisay:—No lo mates, porque no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor.

10. Y añadió:—¡Vive Dios, que habrá de ser el Señor quien lo hiera, o cuando le llegue la hora de la muerte, o cuando caiga y perezca al entrar en combate!

11. ¡El Señor me libre de atentar contra su ungido! Así que toma la lanza que está a su cabecera y la cantimplora, y vámonos.

12. David tomó la lanza y la cantimplora de la cabecera de Saúl y se marcharon, sin que nadie los viese, ni se enterase, ni despertase. Todos estaban dormidos, pues el Señor los había hecho caer en un profundo sueño.

13. David cruzó al lado opuesto, se detuvo lejos, en la cima del monte, dejando una buena distancia entre ellos

14. y gritó a la tropa y a Abner, el hijo de Ner:—Abner, respóndeme.Abner respondió:—¿Quién eres tú para gritar al rey?

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