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1 Reyes 8:3-19 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

3. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron el Arca

4. y la trasladaron junto con la Tienda del encuentro y todos los objetos sagrados que había en ella y que fueron llevados por los sacerdotes y los levitas.

5. El rey Salomón y toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca sacrificaron ovejas y toros en cantidades incalculables.

6. Los sacerdotes llevaron el Arca de la alianza del Señor a su lugar, al camarín del Templo o lugar santísimo, bajo las alas de los querubines,

7. pues los querubines tenían sus alas extendidas sobre el lugar que ocupaba el Arca y cubrían por encima el Arca y sus varales.

8. Los varales eran tan largos que sus extremos se podían ver desde el lugar santo que estaba ante el camarín, aunque no se veían desde el exterior. Y allí siguen hasta el presente.

9. El Arca solo contenía las dos losas de piedra que Moisés depósito allí en el Horeb, cuando el Señor hizo alianza con los israelitas tras la salida del país de Egipto.

10. Cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó el Templo del Señor,

11. de forma que los sacerdotes no pudieron continuar su servicio, a causa de la nube, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.

12. Entonces Salomón exclamó:—El Señor había decidido vivir en la oscuridad,

13. pero yo te he construido un palacio, una morada en la que habites para siempre.

14. Luego el rey se dio la vuelta y bendijo a toda la asamblea de Israel que estaba en pie,

15. diciendo:—Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló a mi padre David, y con su poder ha realizado lo que prometió:

16. «Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto nunca elegí una ciudad entre todas las tribus de Israel para construir un Templo donde residiera mi nombre. En cambió elegí a David para que gobernara a mi pueblo Israel».

17. Mi padre, David, pensaba construir un Templo en honor del Señor, Dios de Israel;

18. pero el Señor le dijo: «Has pensado construir un Templo en mi honor y lo que piensas está bien.

19. Pero no serás tú quien construya el Templo, sino un hijo tuyo, salido de tus entrañas; él será quien construya el Templo en mi honor».

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