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1 Reyes 3:8-17 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

8. Tu siervo vive en medio del pueblo que elegiste, un pueblo tan numeroso, que no se puede contar ni calcular.

9. Dale a tu siervo un corazón atento para gobernar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal, pues ¿quién es capaz de gobernar a un pueblo tan importante como el tuyo?

10. Al Señor le agradó que Salomón le pidiera eso

11. y le dijo:—Ya que me has pedido eso y no me has pedido larga vida, riquezas o la muerte de tus enemigos, sino inteligencia para administrar justicia,

12. te concedo lo que me has pedido: un corazón sabio y prudente, como nadie lo ha tenido antes de ti ni lo tendrá después.

13. Y te concedo también lo que no has pedido: riquezas y fama tales como no las tendrá rey alguno mientras tú vivas.

14. Y si cumples mi voluntad y guardas mis instrucciones y mandatos, como hizo tu padre David, te daré larga vida.

15. Salomón se despertó y comprendió que había sido un sueño. Luego volvió a Jerusalén, se presentó ante el Arca de la alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios de comunión e invitó al banquete a todos sus cortesanos.

16. Un día acudieron al rey dos prostitutas. Se presentaron ante él

17. y una de ellas le dijo:—Majestad, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Yo di a luz, estando ella en casa,

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