Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

1 Reyes 13:4-11 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

4. Cuando el rey escuchó las palabras que el profeta gritaba contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar y ordenó:—Apresadlo.Pero la mano que había levantado contra él se le quedó rígida y no podía bajarla.

5. El altar se rompió en pedazos y se esparcieron sus cenizas, de acuerdo con la señal que el hombre de Dios había anunciado por orden del Señor.

6. Entonces el rey suplicó al hombre de Dios:—Por favor, aplaca al Señor, tu Dios, e intercede por mí para que pueda mover mi mano.El hombre de Dios aplacó al Señor y el rey volvió a mover su mano, que se le quedó como antes.

7. Luego el rey le dijo:—Acompáñame a palacio a comer algo, que quiero hacerte un regalo.

8. Pero el hombre de Dios respondió al rey:—No iré contigo, ni aunque me dieses la mitad de tu palacio. No puedo comer ni beber nada en este lugar,

9. pues el Señor me ha ordenado que no coma ni beba nada, ni regrese por el mismo camino que he venido.

10. Así que se fue por otro camino y no regresó por el camino que había traído hasta Betel.

11. Vivía entonces en Betel un profeta anciano. Sus hijos llegaron a contarle lo que aquel hombre de Dios había hecho ese día en Betel y lo que le había dicho al rey.

Leer capítulo completo 1 Reyes 13