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Romanos 8:15-23 La Palabra Versión Española (BLP)

15. En cuanto a vosotros, no habéis recibido un Espíritu que os convierta en esclavos, de nuevo bajo el régimen del miedo. Habéis recibido un Espíritu que os convierte en hijos y que nos permite exclamar: «¡Abba!», es decir, «¡Padre!».

16. Y ese mismo Espíritu es el que, uniéndose al nuestro, da testimonio de que somos hijos de Dios.

17. Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que ahora compartimos sus sufrimientos para compartir también su gloria.

18. Considero, por lo demás, que los sufrimientos presentes no tienen comparación con la gloria que un día se nos descubrirá.

19. La creación, en efecto, espera con impaciencia que se nos descubra lo que serán los hijos de Dios.

20. Sometida a la caducidad, no voluntariamente, sino porque Dios así lo dispuso, abriga la esperanza

21. de compartir, libre de la servidumbre de la corrupción, la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

22. Y es que la creación entera está gimiendo, a una, con dolores de parto hasta el día de hoy.

23. Pero no solo ella; también nosotros, los que estamos en posesión del Espíritu como primicias del futuro*, suspiramos en espera de que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo.

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