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Mateo 27:14-32 La Palabra Versión Española (BLP)

14. Pero Jesús no le contestó ni una palabra, de manera que el gobernador se quedó muy extrañado.

15. En la fiesta de la Pascua, el gobernador romano solía conceder la libertad a un preso, el que la gente escogía.

16. Tenía en aquel momento un preso famoso, llamado Jesús Barrabás.

17. Viendo reunido al pueblo, Pilato preguntó:— ¿A quién queréis que ponga en libertad: a Jesús Barrabás o a ese Jesús a quien llaman Mesías?

18. Y es que sabía que a Jesús lo habían entregado por envidia.

19. Mientras el gobernador estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió este recado: «Ese hombre es inocente. No te hagas responsable de lo que le suceda. Esta noche he tenido pesadillas horribles por causa suya».

20. Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

21. El gobernador volvió a preguntar:— ¿A cuál de estos dos queréis que conceda la libertad?Ellos contestaron:— ¡A Barrabás!

22. Pilato les dijo:— ¿Y qué queréis que haga con Jesús, a quien llaman Mesías?Todos contestaron:— ¡Crucifícalo!

23. Insistió Pilato:— ¿Cuál es su delito?Pero ellos gritaban cada vez con más fuerza:— ¡Crucifícalo!

24. Pilato, al ver que nada adelantaba sino que el alboroto crecía por momentos, mandó que le trajeran agua y se lavó las manos* en presencia de todos, proclamando:— ¡Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre! ¡Allá vosotros!

25. Y todo el pueblo a una respondió:— ¡De su muerte nos hacemos responsables nosotros y nuestros hijos!

26. Entonces Pilato ordenó que pusieran en libertad a Barrabás, y les entregó a Jesús para que lo azotaran y lo crucificaran.

27. Acto seguido, los soldados del gobernador introdujeron a Jesús en el palacio y, después de reunir toda la tropa a su alrededor,

28. le quitaron sus ropas y le echaron un manto de color rojo sobre los hombros;

29. le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Después, hincándose de rodillas delante de él, le hacían burla, gritando:— ¡Viva el rey de los judíos!

30. Y lo escupían y lo golpeaban con la caña en la cabeza.

31. Después de haberse burlado de él, le quitaron la túnica, lo vistieron con sus propias ropas y se lo llevaron para crucificarlo.

32. Cuando salían, encontraron a un tal Simón, natural de Cirene, y lo obligaron a cargar con la cruz de Jesús.

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