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Marcos 14:56-72 La Palabra Versión Española (BLP)

56. porque, aunque muchos testificaban falsamente contra él, sus testimonios no concordaban.

57. Algunos se levantaron y testificaron en falso contra Jesús, diciendo:

58. —Nosotros lo hemos oído afirmar: «Yo derribaré este Templo obra de manos humanas y en tres días construiré otro que no será obra humana».

59. Pero ni aun así conseguían hacer coincidir los testimonios.

60. Poniéndose, entonces, de pie en medio de todos, el sumo sacerdote preguntó a Jesús:— ¿No tienes nada que alegar a lo que estos testifican contra ti?

61. Pero Jesús permaneció en silencio, sin contestar ni una palabra. El sumo sacerdote insistió preguntándole:— ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?

62. Jesús respondió:— Sí, lo soy. Y vosotros veréis al Hijo del hombre sentado junto al Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.

63. Al oír esto, el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y exclamó:— ¿Para qué necesitamos más testimonios?

64. ¡Ya habéis oído su blasfemia! ¿Qué os parece?Todos juzgaron que merecía la muerte.

65. Algunos se pusieron a escupirlo y, tapándole la cara, lo golpeaban y le decían:— ¡A ver si adivinas!Y también los criados le daban bofetadas.

66. Entre tanto, Pedro estaba abajo, en el patio de la casa. Llegó una criada del sumo sacerdote

67. y, al ver a Pedro calentándose junto al fuego, lo miró atentamente y dijo:— Oye, tú también estabas con Jesús, el de Nazaret.

68. Pedro lo negó, diciendo:— Ni sé quién es ese ni de qué estás hablando.Y salió al vestíbulo. Entonces cantó un gallo.

69. La criada lo volvió a ver y dijo de nuevo a los que estaban allí:— Este es uno de ellos.

70. Pedro lo negó otra vez. Poco después, algunos de los presentes insistieron dirigiéndose a Pedro:— No cabe duda de que tú eres de los suyos, pues eres galileo.

71. Entonces él comenzó a jurar y perjurar:— ¡No sé quién es ese hombre del que habláis!

72. Al instante cantó un gallo por segunda vez y Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: «Antes que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres veces». Y se echó a llorar.

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