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Marcos 14:21-38 La Palabra Versión Española (BLP)

21. Es cierto que el Hijo del hombre tiene que seguir su camino, como dicen de él las Escrituras. Sin embargo, ¡ay de aquel que traiciona al Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido.

22. Durante la cena, Jesús tomó pan, bendijo a Dios, lo partió y se lo dio diciendo:— Tomad, esto es mi cuerpo.

23. Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y la pasó a sus discípulos. Y bebieron todos de ella.

24. Él les dijo:— Esto es mi sangre, la sangre de la alianza*, que va a ser derramada en favor de todos.

25. Os aseguro que no volveré a beber de este fruto de la vid hasta el día aquel en que beba un vino nuevo en el reino de Dios.

26. Cantaron después el himno* y salieron hacia el monte de los Olivos.

27. Jesús les dijo:— Todos me vais a abandonar, porque así lo dicen las Escrituras: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.

28. Pero después de mi resurrección iré delante de vosotros a Galilea.

29. Pedro le dijo:— ¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!

30. Jesús le contestó:— Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, tú me habrás negado tres veces.

31. Pedro insistió, asegurando:— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo!Y lo mismo decían todos los demás.

32. Llegados al lugar llamado Getsemaní, Jesús dijo a sus discípulos:— Quedaos aquí sentados mientras yo voy a orar.

33. Se llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentirse atemorizado y angustiado.

34. Les dijo:— Me está invadiendo una tristeza de muerte. Quedaos aquí y velad.

35. Se adelantó unos pasos más y, postrándose en tierra, oró pidiéndole a Dios que, si era posible, pasara de él aquel trance.

36. Decía:— ¡Abba, Padre, todo es posible para ti! Líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.

37. Volvió entonces y, al encontrar dormidos a los discípulos, dijo a Pedro:— Simón, ¿duermes? ¿Ni siquiera has podido velar una hora?

38. Velad y orad para que no desfallezcáis en la prueba. Es cierto que tenéis buena voluntad, pero os faltan las fuerzas.

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