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Lucas 7:11-24 La Palabra Versión Española (BLP)

11. Algún tiempo después, Jesús, en compañía de sus discípulos y de otra mucha gente, se dirigió a un pueblo llamado Naín.

12. Cerca ya de la entrada del pueblo, una nutrida comitiva fúnebre del mismo pueblo llevaba a enterrar al hijo único de una madre que era viuda.

13. El Señor, al verla, se sintió profundamente conmovido y le dijo:— No llores.

14. Y acercándose, tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús exclamó:— ¡Muchacho, te ordeno que te levantes!

15. El muerto se levantó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.

16. Todos los presentes se llenaron de temor y daban gloria a Dios diciendo:— Un gran profeta ha salido de entre nosotros. Dios ha venido a salvar a su pueblo.

17. La noticia de lo sucedido se extendió por todo el territorio judío y las regiones de alrededor.

18. Enterado Juan de todo esto por medio de sus discípulos, llamó a dos de ellos

19. y los envió a preguntar al Señor:— ¿Eres tú el que tenía que venir o debemos esperar a otro?

20. Los enviados se presentaron a Jesús y le dijeron:— Juan el Bautista nos envía a preguntarte si eres tú el que tenía que venir o hemos de esperar a otro.

21. En aquel mismo momento, Jesús curó a muchos que tenían enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y devolvió la vista a muchos ciegos.

22. Respondió, pues, a los enviados:— Volved a Juan y contadle lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.

23. ¡Y felices aquellos para quienes yo no soy causa de tropiezo!

24. Cuando se fueron los enviados de Juan, Jesús se puso a hablar de él a la gente. Decía:— Cuando salisteis al desierto, ¿qué esperabais encontrar? ¿Una caña agitada por el viento?

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