32. Entonces se dijeron el uno al otro:— ¿No nos ardía ya el corazón cuando conversábamos con él por el camino y nos explicaba las Escrituras?
33. En el mismo instante emprendieron el camino de regreso a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a todos los demás,
34. que les dijeron:— Es cierto que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.
35. Ellos, por su parte, contaron también lo que les había sucedido en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando partía el pan.
36. Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo:— ¡La paz sea con vosotros!
37. Sorprendidos y muy asustados, creían estar viendo un fantasma.
38. Pero Jesús les dijo:— ¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior?
39. Mirad mis manos y mis pies: soy yo mismo. Tocadme y miradme. Los fantasmas no tienen carne ni huesos, como veis que yo tengo.
40. Al decir esto, les mostró las manos y los pies.
41. Pero aunque estaban llenos de alegría, no se lo acababan de creer a causa del asombro. Así que Jesús les preguntó:— ¿Tenéis aquí algo de comer?
42. Le ofrecieron un trozo de pescado asado,
43. que él tomó y comió en presencia de todos.