10. En efecto, el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.
11. Estaba la gente escuchando a Jesús y les contó otra parábola, pues se hallaba cerca de Jerusalén y ellos creían que el reino de Dios estaba a punto de manifestarse.
12. Así que les dijo:— Un hombre de familia noble se fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar después.
13. Antes de partir, llamó a diez criados suyos y a cada uno le entregó una cantidad de dinero, diciéndoles: «Negociad con este dinero en tanto que yo regreso».
14. Pero como sus conciudadanos lo odiaban, a espaldas suyas enviaron una delegación con este mensaje: «No queremos que ese reine sobre nosotros».
15. Sin embargo, él recibió la investidura real. A su regreso mandó llamar a los criados a quienes había entregado el dinero, para saber cómo habían negociado con él.
16. Se presentó, pues, el primero de ellos y dijo: «Señor, tu capital ha producido diez veces más».
17. El rey le contestó: «Está muy bien. Has sido un buen administrador. Y porque has sido fiel en lo poco, yo te encomiendo el gobierno de diez ciudades».
18. Después se presentó el segundo criado y dijo: «Señor, tu capital ha producido cinco veces más».
19. También a este le contestó el rey: «Igualmente a ti te encomiendo el gobierno de cinco ciudades».
20. Pero luego se presentó otro criado, diciendo: «Señor, aquí tienes tu dinero. Lo he guardado bien envuelto en un pañuelo
21. por miedo a ti, pues sé que eres un hombre duro, que pretendes tomar lo que no depositaste y cosechar lo que no sembraste».
22. El rey le contestó: «Eres un mal administrador, y por tus propias palabras te condeno. Si sabías que yo soy un hombre duro, que pretendo tomar lo que no he depositado y cosechar lo que no he sembrado,
23. ¿por qué no llevaste mi dinero al banco? Así, a mi regreso, yo lo habría recibido junto con los intereses».
24. Y, dirigiéndose a los presentes, mandó: «Quitadle a este su capital y dádselo al que tiene diez veces más».
25. Ellos le dijeron: «Señor, ¡pero si ya tiene diez veces más!».
26. «Es cierto —asintió el rey—, pero yo os digo que a todo el que tiene, se le dará más. En cambio, al que no tiene, hasta lo poco que tenga se le quitará.
27. En cuanto a mis enemigos, los que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos aquí y matadlos en mi presencia».
28. Después de haber dicho esto, Jesús siguió su camino subiendo hacia Jerusalén.
29. Cuando ya estaba cerca de Betfagé y de Betania*, al pie del monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos
30. con este encargo:— Id a la aldea que está ahí enfrente. En cuanto entréis en ella encontraréis un pollino atado, sobre el que nunca ha montado nadie. Desatadlo y traédmelo.