25. A lo que respondió el interpelado:— Yo no sé si es pecador. Lo único que sé es que yo antes estaba ciego y ahora veo.
26. Volvieron a preguntarle:— ¿Qué fue lo que hizo contigo? ¿Cómo te dio la vista?
27. Él les contestó:— Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez? ¿O es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?
28. Los fariseos reaccionaron con insultos y le replicaron:— Discípulo de ese hombre lo serás tú; nosotros lo somos de Moisés.
29. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; en cuanto a este, ni siquiera sabemos de dónde es.
30. Él contestó:— ¡Eso es lo verdaderamente sorprendente! Resulta que a mí me ha dado la vista, y vosotros ni siquiera sabéis de dónde es.
31. Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquel que lo honra y cumple su voluntad.
32. Jamás se ha oído decir de alguien que haya dado la vista a un ciego de nacimiento.
33. Si este hombre no viniese de Dios, nada habría podido hacer.
34. Ellos replicaron:— ¿Es que pretendes darnos lecciones a nosotros, tú, que de pies a cabeza naciste envuelto en pecado?Y lo expulsaron de la sinagoga.
35. Llegó a oídos de Jesús la noticia de que lo habían expulsado de la sinagoga, y, haciéndose el encontradizo con él, le preguntó:— ¿Crees en el Hijo del hombre?Respondió el interpelado:
36. —Dime quién es, Señor, para que crea en él.