28. A lo que Jesús, que estaba enseñando en el Templo, replicó:— ¿De manera que me conocéis y sabéis de dónde soy? Sin embargo, yo no he venido por mi propia cuenta, sino que he sido enviado por aquel que es veraz y a quien vosotros no conocéis.
29. Yo sí lo conozco, porque de él vengo y es él quien me ha enviado.
30. Intentaron entonces prenderlo, pero nadie se atrevió a ponerle la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.
31. Mucha gente creyó en él y comentaba:— Cuando venga el Mesías, ¿hará acaso, más milagros que los que este hace?