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Hechos 7:30-39 La Palabra Versión Española (BLP)

30. Pasaron cuarenta años y, estando Moisés en el desierto del monte Sinaí, se le apareció un ángel en medio de las llamas de una zarza que estaba ardiendo.

31. Moisés se sorprendió al contemplar tal aparición y, al acercarse para observar más de cerca, oyó al Señor, que decía:

32. Yo soy el Dios de tus antepasados, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob. Temblando de miedo, Moisés ni siquiera se atrevía a mirar.

33. El Señor entonces le dijo: Descálzate, porque el lugar donde estás es tierra santa.

34. He comprobado cómo mi pueblo sufre en Egipto, he escuchado sus lamentos y me dispongo a librarlos. Así que ahora prepárate, pues voy a enviarte a Egipto.

35. De manera que el mismo Moisés al que los israelitas habían rechazado diciéndole: «¿Quién te ha nombrado jefe y juez?», fue el enviado por Dios como jefe y libertador, por medio del ángel que se le apareció en la zarza.

36. Fue Moisés quien sacó a los israelitas de Egipto, realizando milagros y prodigios a lo largo de cuarenta años, tanto en el mismo Egipto como en el mar Rojo y en el desierto.

37. Fue también Moisés quien dijo a los israelitas: Dios hará surgir de entre vosotros un profeta como yo.

38. Fue él, en fin, quien en la asamblea* del desierto sirvió de intermediario entre el ángel que le hablaba en el monte Sinaí y nuestros antepasados, y quien recibió palabras de vida con el encargo de transmitírnoslas.

39. Pero nuestros antepasados no quisieron obedecerle; lo rechazaron y, volviendo el pensamiento a Egipto,

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