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Hechos 4:4-22 La Palabra Versión Española (BLP)

4. Pero muchos de los que habían escuchado el discurso de Pedro abrazaron la fe, por lo que el número de creyentes varones alcanzó la cifra de unos cinco mil.

5. Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén las autoridades, los ancianos y los maestros de la ley.

6. Estaban presentes Anás, que era sumo sacerdote, Caifás*, Juan, Alejandro y todos los miembros de la clase sacerdotal dirigente.

7. Hicieron comparecer a Pedro y a Juan, y les preguntaron:— ¿Con qué poder y en nombre de quién habéis hecho esto?

8. Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió:— Jefes del pueblo y ancianos:

9. hoy ha sido curado un enfermo, y se nos pregunta quién lo ha curado.

10. Pues bien, habéis de saber, tanto vosotros como todo el pueblo israelita, que este hombre se encuentra ahora sano ante vuestros ojos gracias a Jesús de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado.

11. Él es la piedra rechazada por vosotros los constructores, pero que ha resultado ser la piedra principal.

12. Ningún otro puede salvarnos*, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación.

13. Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucción, no salían de su asombro. Por una parte, no podían menos de reconocer que Pedro y Juan habían sido compañeros de Jesús;

14. por otra, allí estaba de pie, junto a ellos, el hombre que había sido curado. Así que, no sabiendo cómo replicarles,

15. les ordenaron salir de la sala del Consejo y se pusieron a deliberar entre ellos:

16. —¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Está claro para todos los habitantes de Jerusalén que, efectivamente, se ha realizado un milagro manifiesto por mediación de ellos; es algo que no podemos negar.

17. Sin embargo, para evitar que esto siga propagándose entre el pueblo, vamos a advertirles, bajo amenaza, que no hablen más a nadie de tal individuo.

18. Así que los llamaron y les prohibieron terminantemente que hablaran de Jesús o enseñaran en su nombre.

19. Pero Pedro y Juan les respondieron:— ¿Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos a vosotros antes que a él?

20. Por nuestra parte, no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.

21. Tras amenazarlos de nuevo, los dejaron libres. La verdad es que no hallaban forma de castigarlos sin enfrentarse con el pueblo, pues todos alababan a Dios por lo ocurrido;

22. además, el milagro de la curación se había realizado en un hombre de más de cuarenta años.

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